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El SEÑOR Dios formó al hombre[a] tomando polvo de la tierra, sopló en su nariz aliento de vida y el hombre se convirtió en un ser viviente.

Luego el SEÑOR Dios plantó un jardín en el Edén[b], en el oriente[c] y allí puso al hombre que había formado. El SEÑOR Dios hizo que del suelo creciera toda clase de árboles hermosos de frutos comestibles y deliciosos. El árbol de la vida se encontraba en medio del jardín y allí también estaba el árbol del conocimiento del bien y del mal.

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Footnotes

  1. 2:7 hombre En hebreo la pronunciación de las palabras hombre y suelo es muy parecida.
  2. 2:8 Edén Palabra hebrea que significa delicia (ver Is 51:3; Ez 31:8-9).
  3. 2:8 oriente Generalmente se refiere al área entre los ríos Tigris y Éufrates que queda en el oriente, cerca del Golfo Pérsico.